Artroscopia simplemente significa la observación de una articulación mediante un instrumento. Fue desarrollada por Watanabe, por primera vez en Japón hace casi 50 años, y muy pronto se hizo evidente que la naturaleza mínimamente invasiva de este procedimiento llevaba a una mejor visualización de la articulación, a la vez que, de manera simultánea, producía menos dolor y morbilidad articular.
Igual que ha sucedido con varios procedimientos ortopédicos, la rodilla fue la única beneficiada con esta nueva tecnología durante décadas, pero con el tiempo empezaron a explorarse otras articulaciones como el hombro y el codo. Probablemente estas articulaciones, además de otras de la extremidad superior, son las que más se benefician con esta tecnología debido a la mayor importancia del movimiento y la habilidad manual que la de soporte de peso de las de la extremidad inferior.
La discusión con respecto a la cirugía de hombro se constituye esencialmente en una revisión artroscópica en la cual, para la gran mayoría de patologías, las únicas cirugías que se practican abiertas son las de remplazo articular. Por consiguiente, probablemente resulte más interesante discutir en esta revisión, con mayor detalle, las sutilezas de la artroscopia de dedos, pulgar y muñeca y realizar una mención final de la de codo y de la ya habitual de hombro.
Las indicaciones para artroscopia de pequeñas articulaciones en la mano aún son poco entendidas. Esto se debe a la escasez de artículos en la literatura que discuten la técnica, así como al inadecuado entrenamiento práctico sobre los aciertos y desaciertos de esta aplicación dentro del ámbito habitual para el uso de la artroscopia. A pesar de la disponibilidad desde hace más de una década de artroscopios para pequeñas articulaciones, los cirujanos de mano se han demorado en la incorporación de esta técnica dentro de sus recursos de tratamiento para las condiciones traumáticas y degenerativas, que involucren el pulgar y las articulaciones metacarpofalángicas de los dedos.
Hace diez años, propuse una clasificación artroscópica para la osteoartritis de la articulación de la base del pulgar que, según la fase de la enfermedad, provee información clínica adicional y puede direccionar el tratamiento posterior. La artroscopia de pequeña articulación puede incorporarse en un algoritmo de tratamiento para el manejo de esta afección frecuente y a menudo evita la cirugía abierta de la base, un procedimiento que por lo general es doloroso y tiene una recuperación prolongada.